Segundo día: martes 2 de marzo

Colegio Don Bosco de Santa Cruz: después de la vigilia en la que participaron los distintos grupos de la parroquia, a las ocho de la mañana se celebró la eucaristía con los alumnos del colegio en el coliseo, fue presidida por el P. José Iriarte y contó con la masiva y entusiasta participación de más de tres mil  niños y jóvenes. A las diez se celebró otra eucaristía, esta vez con la presencia y participación de los alumnos y profesores de las unidades educativas pertenecientes a Escuelas Populares Don Bosco. En ambas celebraciones se aprovechó la oportunidad para que tanto educadores como alumnos hagan una promesa solemne a Don Bosco para vivir más cristiana y salesianamente.

Montero: A la una de la tarde, la urna de Don Bosco se despidió de Santa Cruz para partir al Norte Integrado. El primer lugar que visitó fue el colegio María Auxiliadora en donde alumnas del mismo y de otros colegios EPDB de la zona dieron un cálido recibiendo al Santo de Valdocco. Posteriormente, en solemne procesión fue llevado hasta la obra salesiana de la Muyurina que este año celebra sus bodas de oro. Todos los alumnos y exalumnos rindieron un emocionado y juvenil homenaje a las reliquias de Juan Bosco.

Ya al atardecer, la urna recorrió las carreteras de Montero para dirigirse al templo del Divino Niño, en el barrio gremial, atendido por las Salesianas Oblatas. Allí se congregó una multitud enorme de gente que llenó la hermosa iglesia allí ubicada.

Con la noche encima, el camión que transporta la urna entró en la plaza de La Floresta adornada con faroles brillantes y cantos juveniles. El recibimiento allí fue literalmente apoteósico, pareciera que toda la parroquia se volcó para saludar y venerar a Don Bosco presente en sus reliquias. Con la iglesia a tope y muchas personas que se quedaron sin poder entrar dio inicio a la vigilia animada por los distintos grupos parroquiales. La eucaristía central la celebró el P. Arcángel Calovi, director de Muyurina.

Terminó así este segundo día en el que la presencia de Don Bosco regaló, a quienes asistieron a verlo, una sonrisa con sabor a paraíso.